(Spanish below)
The rejection of the warnings that God sends
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From age to age the warnings which God has sent to the world by his servants have been received with like incredulity and unbelief. When the iniquity of the antediluvians moved him to bring a flood of waters upon the earth, he first made known to them his purpose, that they might have opportunity to turn from their evil ways. For a hundred and twenty years was sounded in their ears the warning to repent, lest the wrath of God be manifested in their destruction. But the message seemed to them an idle tale, and they believed it not. Emboldened in their wickedness, they mocked the messenger of God, made light of his entreaties, and even accused him of presumption. How dare one man stand up against all the great men of the earth? If Noah’s message were true, why did not all the world see it and believe it? One man’s assertion against the wisdom of thousands! They would not credit the warning, nor would they seek shelter in the ark. GC88 337.3
Scoffers pointed to the things of nature,—to the unvarying succession of the seasons, to the blue skies that had never poured out rain, to the green fields refreshed by the soft dews of night,—and they cried out, “Doth he not speak parables?” In contempt they declared the preacher of righteousness to be a wild enthusiast; and they went on, more eager in their pursuit of pleasure, more intent upon their evil ways, than ever before. But their unbelief did not hinder the predicted event. God bore long with their wickedness, giving them ample opportunity for repentance; but at the appointed time his judgments were visited upon the rejecters of his mercy. GC88 338.1
Christ declares that there will exist similar unbelief concerning his second coming. As the people of Noah’s day “knew not until the flood came, and took them all away; so,” in the words of our Saviour, “shall also the coming of the Son of man be.” [Matthew 24:39.] When the professed people of God are uniting with the world, living as they live, and joining with them in forbidden pleasure; when the luxury of the world becomes the luxury of the church; when the marriage bells are chiming, and all are looking forward to many years of worldly prosperity,—then, suddenly as the lightning flashes from the heavens, will come the end of their bright visions and delusive hopes. GC88 338.2
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(In Spanish)
El rechazo de las amonestaciones que Dios envia
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Siglo tras siglo las amonestaciones que Dios dirigió al mundo por medio de sus siervos, fueron recibidas con la misma incredulidad y falta de fe. Cuando la maldad de los antediluvianos le indujo a enviar el diluvio sobre la tierra, les dió primero a conocer su propósito para ofrecerles oportunidad de apartarse de sus malos caminos. Durante ciento veinte años oyeron resonar en sus oídos la amonestación que los llamaba al arrepentimiento, no fuese que la ira de Dios los destruyese. Pero el mensaje se les antojó fábula ridícula, y no lo creyeron. Envalentonándose en su maldad, se mofaron del mensajero de Dios, se rieron de sus amenazas, y hasta le acusaron de presunción. ¿Cómo se atrevía él solo a levantarse contra todos los grandes de la tierra? Si el mensaje de Noé era verdadero, ¿por qué no lo reconocía por tal el mundo entero? y ¿por qué no le daba crédito? ¡Era la afirmación de un hombre contra la sabiduría de millares! No quisieron dar fe a la amonestación, ni buscar protección en el arca. CS54 386.1
Los burladores llamaban la atención a las cosas de la naturaleza,—a la sucesión invariable de las estaciones, al cielo azul que nunca había derramado lluvia, a los verdes campos refrescados por el suave rocío de la noche,—y exclamaban: “¿No habla acaso en parábolas?” Con desprecio declaraban que el predicador de la justicia era fanático rematado; y siguieron corriendo tras los placeres y andando en sus malos caminos con más empeño que nunca antes. Pero su incredulidad no impidió la realización del acontecimiento predicho. Dios soportó mucho tiempo su maldad, dándoles amplia oportunidad para arrepentirse, pero a su debido tiempo sus juicios cayeron sobre los que habían rechazado su misericordia. CS54 386.2
Cristo declara que habrá una incredulidad análoga respecto a su segunda venida. Así como en tiempo de Noé los hombres “no entendieron hasta que vino el diluvio, y los llevó a todos; así,” según las palabras de nuestro Salvador, “será la venida del Hijo del hombre.” Mateo 24:39 (VM). Cuando los que profesan ser el pueblo de Dios se unan con el mundo, viviendo como él vive y compartiendo sus placeres prohibidos; cuando el lujo del mundo se vuelva el lujo de la iglesia; cuando las campanas repiquen a bodas, y todos cuenten en perspectiva con muchos años de prosperidad mundana,—entonces, tan repentinamente como el relámpago cruza el cielo, se desvanecerán sus visiones brillantes y sus falaces esperanzas. CS54 387.1